La respuesta a esta pregunta radica básicamente, en las necesidades a cubrir por parte de los usuarios. Es decir, en función del espacio del que disponemos y de los usuarios finales de los dispositivos utilizaremos uno u otro sistema. A continuación detallamos algunas diferencias entre sillas y plataformas salvaescaleras ambos dispositivos para poder realizar la decisión sobre uno u otro sistema.  

En el caso de las plataformas salvaescaleras, básicamente son muy utilizadas no sólo para el transporte de personas en sillas de ruedas, sino también como elementos para poder subir cargas y salvar escalones. Además tienen una gran ventaja y es que pueden ser instaladas tanto en espacios a la intemperie como en lugares cerrados. El único requerimiento es tener suficiente espacio para su instalación y posterior uso, ya que las plataformas salvaescaleras deben desplegarse para poder ser utilizadas y que puedan acoger a personas que se desplazan en sillas de ruedas.  

Por el contrario, las sillas salvaescaleras están más pensadas para personas con movilidad reducida, ya que no permiten poder acoger sillas de ruedas, ya que en sí, disponen de una silla que es la que se utiliza para realizar el traslado de las personas con problemas de movilidad. Esta segunda opción suele ser la más utilizada en pisos o casas, ya que requiere de mucho menos espacio y tampoco necesita de obras o grandes modificaciones arquitectónicas para su instalación. Este hecho hace que se diferencien principalmente de su elección ante las plataformas salvaescaleras.

Sea cual sea el sistema que se escoja bien plataformas salvaescaleras, bien sillas salvaescaleras, en ambos casos se trata de sistemas que permiten facilitar la movilidad de las personas que disponen de movilidad reducida, ya que a pesar de que las plataformas son más grandes su coste es bastante similar al de una silla, al igual que el consumo eléctrico que supone el uso de cualquiera de los dos dispositivos.